El fenómeno Twitter se ha ido expandiendo como la pólvora. Algo tan senzillo como decir lo que estás haciendo o pensando en 140 carácteres o menos (tweets) se ha convertido en algo casi imprescindible para muchos. Sé que quizá no debería hacer publicidad (¿estoy haciendo publicidad?) de esta redsocial que impulsa el micro-blogging desde una de las grandes plataformas bloggers (como el mismo nombre indica), pero creo que los hechos me lo permiten. Ya me perdonarán.
Primero desde el ordenador y ahora desde el móvil, como con casi todo relacionado con Internet. Proyecto desarrollado en marzo 2006 en San Francisco y lanzado al público en octubre del mismo año, hasta 2009 no llegó la aplicación para traducirlo en español. Pero ahora ya pocos recuerdan su vida sin Twitter...
Empezamos siguiendo a uno, dos, tres amigos que también tienen cuenta personal de Twitter, después encontramos a personas más o menos conocidas, así como a famosos que por algún motivo, creemos que tienen alguna cosa interesante que decir. De este modo, de un número manejable de conocidos que se podían tener al principio, ahora seguimos a tanta gente que ni siquiera nos da tiempo a leer lo que dicen las personas que realmente conocemos. Además, estan aquellos que te siguen con la única intención -y preocupación- de que tú también les sigas, ¿por aquello de cuantos más seguidores más importantes somos?. Seguramente. Al fin y al cabo, a la gente nos mueve este tipo de cosas.
Pero también tiene cosas positivas: la velocidad con la que se reciben los tweets, la inmediatez de la información desde cualquier parte del mundo y un largo etcétera relacionado directamente con las posibilidades de Internet. Cosas realmente incríbles que cada día nos saben más normales, de puro cotidanas.
Este fenómeno, que no para, ¿qué futuro le espera? ¿Seguirá realmente creciendo tal y como ha hecho hasta ahora a ritmos accelerados o más bien le quedan un par de telediarios, como dirían algunos de los más reticientes o pesimistas- a creerse el cuento de Internet i Twitter con él?
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